LITERATURA

Título: Caminamos, corremos, rodamos...
Día a día nos levantamos para asistir a nuestros empleos,
vivir la rutina que nos espera sin descanso,
regresar exhaustos y maldecir un poco.
Pero, si observas un rato en esta maliciosa metrópolis, encontrarás
a ciertos personajes que dentro de su mítica jaula consiguen clemencia:
Un sorbo de aire al que llaman libertad.
Somos aquellos que, sumergidos en el caos,
vestimos el movimiento
como si de una prenda se tratase;
convirtiendo lo frenético en calma
y transformando el dolor en maestro.
Obsesos del arte, pateamos el concreto
con la esperanza de hacer hermosas
aquellas heridas —cicatrices—
que nos ganamos intentando,
una y otra vez, alcanzar nuestro propósito:
un truco, un salto, amar.
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Artista: Jhunior Eusse (Yuyo)
LITERATURA
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Título: Patinar, Patinar y Patinar.
Aun no me explico como algo puede se tan genial creí antes haberme enamorado
pero fue al tiempo de tanto patinar que me di cuenta que estaba equivocado.
Pues lo que siento por ella es algo real, una total necesidad,
es una droga que me motiva es una infusión que me da vida,
no se que seria de mis días sin patinar, pero es algo que no me interesa averiguar.
Yo solo quiero sobre una tabla estar y rodar, saltar, deslizar...
tantas cosas que con una patineta puedo lograr no hay un limite al cual llegar
ya que cada día se aprende mas, mas y mas.
Si estoy triste patinar es la cura.
si estoy feliz patinar es una celebración,
si estoy molesto patinar es un medio de relajación
si un dia va aburrido patinar lo hace divertido.
Se que no soy el mejor tampoco aspiro serlo,
solo el mundo entero patinando quiero conocerlo.
No se si para esto nací, pero estoy seguro que patinando quiero vivir. <3
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Artista: "Tu Papá". Instagram: @Tablaconlija
LITERATURA

Título: Mario Car.
Corría el año 2001 y en Villavicencio el skate se abría paso apunta de autogestión y ganas por las calles llaneras, grupos de amigos del barrio se reunían en torno a una patineta; el reto era coronar un truco y parcharlo, al menos así le decíamos en esa época. Muchos no eran tan hábiles pero siempre el Black and White resalto más que por talento por las ganas que todos los blancos y negros del parche le echaban a su compromiso con el skate.
Una tarde como muchas decidimos salir hacer Street pese a que el nivel de los spots en varias ocasiones superaba nuestro talento no fue una barrera para no salir a divertirnos. La tarde corría entre raspones, gritos y litros de un guarapo fermentado en 0 condiciones de asepsia que comprábamos en una casucha de mala muerte en donde la botella de dos litros nos costaba 1500, pasaron las horas, los trucos, los vuelos y cuando el cansancio empezó a tomar protagonismo, por decisión unánime decidimos subir la montaña hacia la salida a Bogotá para meternos a un rio en donde “descansaríamos” al pasar de las horas el guarapo desapareció y gracias a la valentía del alcohol de piña fermentado decidimos jugar lo que en ese momento llamamos (Mario Car) la idea era aprovechar el descenso para ganar velocidad y con cualquier objeto contundente que pudiéramos encontrar en el camino impedir que el parcero llegara de primero a la meta que era parque fundadores. Todos nos armamos con cuanta cosa encontramos, unos tomaron palos, otros piedras y otros decidimos aprovisionarnos de mierda de vaca para poder lanzar letales mierdazos imposibles de esquivar cuando tu prioridad es no dejarte caer.
La guerra siempre era la misma, blancos contra negros. A pesar de sonar un tanto racista el equipo siempre se dividió así, grandes amigos de diferentes colores a los que a la hora del té nunca nos importó el color, el credo procedencia o cuánto dinero tenían el bolsillo.
Fue entonces cuando decidimos que iríamos hasta la punta de la montaña para que el descenso fuera algo épico y tener el espacio de los 5 km de carretera para que la carrera que no fuera corta. Al iniciar la carrera no parecía ser nada de lo que esperábamos, sin embargo al tomar velocidad y ver que con un palito podías parar en seco al más veloz y verlo caer con el estilo que da el asfalto a la piel cuando se acarician el uno a la otra a toda velocidad todo tomo otro color y la vida jamás volvió a ser igual; los bollos de la vaca resultaron ser más efectivos de lo que esperábamos ya que en vez de frenar convertían el suelo en una superficie lisa en donde se hacía imposible darle dirección al skate. Todos, absolutamente todos nos caímos ese día, ya fuera por la borrachera, por los bollos de vaca esparcidos por la vía o simplemente por un pedazo de rama que algún amigo con sevicia lanzaba a tu rueda por el placer de verte caer para morir de risa.
El skate jamás ha sido una competencia, el único que compite eres tú contra ti mismo, el skate es un espacio para superarse y de paso hacer amigos que hoy casi 20 años después aun nos reunimos para jugar Mario Car.
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Artista: Juan David Londoño - Skater - Villavicencio Meta
LITERATURA

Título: No tiene.
Me gusta pensar que el asfalto, las aceras y los barandales son una gran ola que cambia perpetuamente de forma y el skater se desliza sobre ella, se distancia, se vuelve a posar en su inestable cuerpo como adaptándose al fluir del gran mar, como si estuviera creando un mundo único, viendo una superficie agitada donde antes no la había. cuando sus pequeñas rueditas marcan su llegada con su sonido lo que anteriormente era una baranda ahora es parte del gran mar que pide danzar con él en un acto que vuelve a crear tanto al surfista del asfalto como a la ciudad misma que esboza su forma de furibundo océano, patinar es entonces, un acto que puede pensarse como poético.
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Artista: Felipe Palacio Acevedo

LITERATURA
Título: Orgullo.
Intentando con los sueños, besos adversos a la realidad pensada, vaciando el momento en que ella y él se fueron tomando rumbos opuestos sin mirar atrás.
Sin recordar ningún momento; solo ella es extraña y él es raro por momentos,
pensando que la tierra es plana sin despedida se fueron
y en sus sueños caminando se escuchó un “hasta luego,
no temas, volveré”, en sus ojos se leyeron,
quizás al juntar sus almas ese no era el tiempo,
quizás debieron explorar más hasta tener su acercamiento
al sentido, a ese tacto de placer que ellos cayeron,
puede que ganas les falta o se ahuyentaron por miedo,
solo dos extraños raros sin saber qué hay en sus cuerpos.
Solo un día y una noche les bastó para conocerse,
poder amarse y odiarse, ignorarse y volver a verse.
Bajo la sombra de lo intimo sin que nadie se enterara
actuaban de manera extraña como si en realidad se amaran,
luego ellos dejaron que el destino se encargara
de volver a juntarlos pero sin comprometerse en nada,
ahora mismo no es el tiempo, de pronto no sea el momento
y decidieron separarse sin que afectara los recuerdos.
Pensando que la tierra es plana sin despedidas se fueron
y en sus sueños caminando se escuchó un “hasta luego,
no temas volveré” en sus ojos se leyeron
pero entre los dos no ganó el amor, el orgullo fue venciendo.
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AEscritori: Anónimo.
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